viernes, 28 de diciembre de 2012

¿Quién le ha robado el alma al sol?


Sin explicación sucedió en tiempos antiguos
un evento que pudiera decirse extraordinario.
De naturaleza misteriosa el ladrón fue creado.
Héroe de gran envergadura para hacerle frente no existía.
Vacilantes los girasoles despertaron aquella mañana,
algo… algo andaba mal.
Había claridad, pero gélida.
El latir del Universo no era el mismo de siempre.
Él estaba allí pero no brillaba sólo era algo más.
Las bestias, creaturas y criaturas poco a poco fueron despertando a esa horripilantes que les ocasionaba el nuevo latir. Asqueados por la repugnancia que les causaba no tuvieron mejor idea que levantar el dedo acusador causando divisiones, infiltraciones y torpezas. Nadie veía claro.
Fingida armonía creyeron crear. Forzosa convivencia empezaron a implementar.
Aquél ladrón seguía suelto sin que nadie lo pudiera atrapar, paseaba su silueta por acá y por allá. Sólo él sabía cuando iba a ser el tiempo oportuno de devolver lo que había robado.
Estáticos sin palabras que decir aquellos mostraban su cara más infernal.
Los girasoles inmovilizados pasaban los días.
A poco de aquél lugar una hoja danzaba con la brisa que se levantaba en ese entonces, ambas parecían inmunes a todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor; la hoja remolineaba sobre si misma, algunas veces parecía que se acurrucaba dejando que la brisa la proteja… la brisa cual caricia de madre rodeaba a la hoja y la mecía para todos lados.
Este espectáculo causo conmoción y desconcierto en los otros, proveyendo a sus miradas un halito imposible de robar, mostrando un brillo en ellos sin igual.
Singular acontecimiento sucedió al ver a Aquél recuperar como por arte de magia aquello que le había sido robado por ese ladrón que habita en el corazón. 

Damggab

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